miércoles, 25 de marzo de 2015
lunes, 27 de octubre de 2014
Como convertir una cámara de exterior PoE en WIFI
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jueves, 16 de octubre de 2014
Mejora la eficiencia de tu móvil Android paso a paso
Nuestros móviles de última generación y smartphones han
llegado a convertirse en dispositivos todo en uno, ejecutando tareas
que hace muy poco estaban reservadas a ordenadores de sobremesa. La otra
cara de la moneda, es que adolecen de los viejos inconvenientes del
entorno de la informática: cuellos de botella y uso excesivo de memoria
RAM.
En tan solo cinco pasos, aprenderemos a reconocer estos dos síntomas en nuestro móvil Android, y en la medida de lo posible, paliar estas deficiencias para mejorar la eficiencia, y con ello, la fluidez y rendimiento.
Los sistemas operativos móviles han asimilado de forma eficaz la
multitarea de los nuevos procesadores multinúcleo y los procesos por
lotes, dotando a nuestros móviles de una potencia inusitada, tanto para
juegos como aplicaciones complejas, aún a costa de utilizar de forma
continua recursos como la memoria volátil y aumentar la frecuencia del
reloj del procesador. Esto ha dado lugar a que los megabytes de memoria
RAM sean objeto de minuciosa observación para aquellos que gusten de
tener su dispositivo en las mejores condiciones.
Reconocer el problema
Los primeros indicios de que nuestro terminal adolece de falta de memoria son: ralentización en el apagado y encendido de las aplicaciones más ligeras, interrupciones en juegos o programas que requieran mayores exigencias gráficas, reseteos espontáneos, etc… Cuando el móvil presenta alguno de estos síntomas es muy posible que sean el reflejo de carencia de memoria debido al llamado “cuello de botella”, esto es, el flujo de datos sufre una congestión durante el paso por los módulos de memoria volátil, y una vez conocido esto, nos pondremos manos a la obra para mejorar la situación.
Una de las aplicaciones más descargadas del Android Market son los conocidos “task killer”, programas destinados a terminar procesos y tareas que permanecen de forma residente en el sistema operativo. En principio es una opción segura para liberar memoria y de ahí su popularidad, pero veremos que no es oro todo lo que reluce.
Android es un sistema operativo basado en Linux, que
consigue de forma bastante eficiente y estable desarrollar todas las
operaciones habituales de un smartphone, y al igual que ocurre con los
ordenadores personales, los programadores tienen muy en cuenta la
prioridad en los procesos y la gestión de recursos de memoria, potencia
gráfica y almacenamiento, aprovechando incluso la capacidad multitarea
de los chips más modernos. Esto quiere decir que el propio Sistema
Android se encargará de ir limpiando el sistema, dejando en segundo
plano los procesos que no son importantes en un momento preciso pero que
deban ser activados de forma inmediata cuando el momento lo requiera.
Por tanto, la primera acción que debemos hacer para mejorar la
eficiencia de nuestro móvil es olvidarnos de los “task killers”,
desinstalarlos de nuestro sistema, o al menos, no permitir el
autoarranque, ya que la eliminación de ciertos procesos o aplicaciones
esenciales, producirán un malfuncionamiento, repercutiendo en la fluidez
al manejar la interfaz o aplicaciones del móvil.
Las diferentes versiones de Android vienen a implementar mejoras en el rendimiento, añadiendo nuevas funcionalidades, eliminando bugs y puliendo las aristas que pueden surgir en la interacciones con los principales programas y aplicaciones de nuestro Terminal, la mayoría desarrolladas por Google. Esto significa que mantener actualizado nuestra versión de sistema operativo, en la actualidad la 2.3.5, es vital si tratamos de aumentar el rendimiento.
Las diferentes versiones de Android vienen a implementar mejoras en el rendimiento, añadiendo nuevas funcionalidades, eliminando bugs y puliendo las aristas que pueden surgir en la interacciones con los principales programas y aplicaciones de nuestro Terminal, la mayoría desarrolladas por Google. Esto significa que mantener actualizado nuestra versión de sistema operativo, en la actualidad la 2.3.5, es vital si tratamos de aumentar el rendimiento.
La forma más común de actualización consiste en activar las descargas
automáticas desde los servidores del fabricante del Terminal,
accediendo y descargando en caso necesario, cualquier novedad lanzada,
de forma fácil y casi inadvertida para el usuario. El problema reside en
que esta opción no siempre es la más accesible, ya que dependiendo del
modelo y marca, los fabricantes están más o menos dispuestos a mantener
un compromiso para actualizarlo periódicamente.
Si este es nuestro caso, la solución pasa por descargar manualmente
el archivo contenedor de la actualización deseada o incluso el firmware
completo más reciente, ya sea desde la web oficial del fabricante o
desde otros portales especializados en proveer este tipo de producto.
Para instalarlo y aplicar los cambios en nuestro móvil, será necesario
acceder al núcleo del sistema, que lo hará posible una aplicación
llamada Odin. Explicaremos paso a paso este proceso en un próximo
tutorial.
Aunque en el paso número 2 se ha desaconsejado el uso de los llamados “task killers”, esto no supone necesariamente que descuidemos las aplicaciones que corren en segundo plano.
Aunque en el paso número 2 se ha desaconsejado el uso de los llamados “task killers”, esto no supone necesariamente que descuidemos las aplicaciones que corren en segundo plano.
Hemos de asegurarnos que al abandonar cualquier programa, lo hagamos
de la forma indicada por el desarrollador, utilizando el comando
habilitado al afecto, y no abusando de la tecla retroceso. La aplicación
abandonada obviando la opción “salir del programa” guarda una porción
de memoria del sistema que puede sernos muy útil para otras operaciones.
Es importante también comprobar la completa desinstalación de
aplicaciones que ya no deseamos conservar. Diversos programas
especializados en backups, como TitaniumBackup, hacen
posible la desinstalación efectiva de aquellas aplicaciones que se
resisten a abandonarnos, dejando residuos en el registro.
Además de todo esto, es recomendable vigilar de forma ocasional, los
programas arrancados en el inicio del sistema. Por defecto, Android
ejecuta varias aplicaciones que considera tendrán un acceso frecuente, y
gracias a programas gratuitos como Autorun Manager, evitaremos que se cuelen otras aplicaciones e incluso juegos, que aportan ningún beneficio ni son abiertos de forma habitual.
Por último, la “prueba del algodón” para verificar si con todos estos
pasos hemos mejorado la eficiencia de nuestro terminal, es el llamado
testeo de benchmark.
Los benchmark tester son programas especializados que miden la rapidez del hardware en realizar diversas operaciones y cálculos,
midiéndolo en intervalos. A la vez que arroja resultados, los comparará
con los principales móviles y smartphones del mercado.
Realizando un testeo antes y después lo anteriormente escrito,
obtendremos de primera mano, y de forma cuantitativa, la mejora aplicada
en nuestro inseparable dispositivo.
lunes, 25 de agosto de 2014
¿Es mejor cargar el teléfono por USB o conector de pared?
¿Es mejor cargar el teléfono por USB o conector de pared?
Continuando con la pequeña saga
que tenemos de entradas sobre las baterías de nuestros queridos
teléfonos, continuemos con una pregunta que pocos se hacen, pero que es
útil responder para poder tratar de mejor manera nuestro terminal y
disfrutarlo al máximo posible. Vamos a intentar responder para qué casos
es mejor cargarlo por USB y para qué casos es mejor cargarlo
conectándolo directamente a la instalación eléctrica de nuestra casa, ya
que cada caso tiene sus pros y sus contras.
Cargando por USB
Fuera
de estándares de USB, hablaremos de la versión 2.0, la más extendida
actualmente. Cabe aclarar que en una conexión USB siempre hay un host y
un dispositivo, el PC es el host y el teléfono el dispositivo; esto
significa que la electricidad sólo fluye de host a dispositivo. También
aclararé que existen tres tipos de USB, USB 2.0 que puede dar
hasta 500 mA (Amperios), USB 3.0 que puede llegar hasta los 900 mA y los
USB de carga estricta, que son los que usan los adaptadores de pared,
mientras que los dos primeros son los que encontramos en los PC, este
último puede subir hasta los 1.5A. Pero esto es la teoría, casi todos
los USB rompen el estándar y las especificaciones, el del iPhone, por
ejemplo, da 2.1A a 5V. Hay algunos PC (más bien antiguos) que mezclan
puertos USB, así que puede darse el caso en el que vuestro teléfono
cargue más rápido en un puerto que en otro. Pero esto no nos interesa,
vayamos a los efectos que tiene sobre nuestra batería.
Por
ejemplo, al cargar la batería por USB se produce una carga más lenta
(el USB proporciona menos intensidad de corriente eléctrica-amperaje),
causando que la batería dure más en el tiempo, es decir, se mantenga
mejor con el paso de los ciclos de carga. Como contraposición hacemos
que el ciclo de carga que se ejecutará justo después de desconectar el
terminal sea menos efectivo, aunque en porcentaje es muy variable, he
notado diferencias de una hora menos en un Lumia 800. Por esto suelo
dejar el teléfono conectado al PC por la noche, ya que, en mi caso, con
un Asus Zenbook UX-31E, el USB me da unos 220mA de carga sin estar
activada la opción de carga rápida del PC.
En resumen: cargarlo por USB es más lento, pero hará que nuestra batería se mantenga mejor en el tiempo.
Cargándolo conectado a la instalación eléctrica
Como
contraposición al USB, este método es más rápido, pero puede tener un
mayor efecto en las baterías de nuestros dispositivos. Dependiendo del
adaptador que tengas, bien puede dar una salida de 500mA subiendo hasta
los 2100mA, como es el caso del iPhone (y de ello hicieron gala con su
carga rápida). En la actualidad puedes conectar cualquier teléfono a
cualquier USB y en el peor de los casos lo que tendrás es un poco de
calor en la batería y una carga más rápida.
El efecto sobre
la batería, por tanto, será que el ciclo de carga que empezará nada más
desconectarlo tendrá un poco más de duración (es decir, durará más la
batería), pero, como contrapartida, con el paso del tiempo veremos un
decremento en la efectividad de la batería para mantener a nuestro
teléfono despierto.
Conclusión
Para usuarios preocupados
por la vida últil de la batería o con una fuente de alimentación cercana
en el día a día o sin un uso intensivo prolongado a lo largo del día,
el USB puede ser una opción mucho mejor para conservar la batería a lo
largo del tiempo, aunque cabe mencionar que con el ritmo actual de
cambio de nuestros smartphones algunos no lo notaremos.
Para
viajes, prisas, días largos o los que no queremos depender de un cable,
la mejor opción es conectarlo a un enchufe de pared.
Fuente: Celuraris
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